«No es de visionado ligero. Pero al defender la realidad contra el vox populi y evitar el suspense en favor de la reflexión, hace un llamamiento para revisar las historias simplonas de violaciones»

Judy Berman: Time
Es extremadamente importante que los productos culturales construyan relatos desde la mirada de las mujeres, incluyendo sus voces y sus vivencias, también los que se construyen tras las cámaras. Afortunadamente cada vez más, podemos acercarnos a las experiencias que conforman nuestras vidas. Este es el caso de esta miniserie que consta de 8 episodios y relata la historia real de Marie, una adolescente que fue acusada de denunciar falsamente haber sido violada, y las dos detectives que siguieron un camino sinuoso para llegar a la verdad.
Han puesto esta mirada, entre otras: Susannah Grant (guionista de ‘Erin Brockovich’), la productora Sarah Timberman (‘Justified’), la directora Lisa Cholodenko (‘Los chicos están bien’) e incluso la propia Marie, que participó desde el anonimato.
Con un elenco femenino compuesto, entre otras por: Kaitlyn Dever, Toni Collette, Merritt Weber.
La miniserie se ha basado en el artículo ganador del Premio Pulitzer: «An Unbelievable Story of Rape«.
Las víctimas de un crimen deben enfrentarse hasta tres veces al trauma: cuando son agredidas en primer lugar, cuando el sistema judicial les hace revivir la experiencia (una, y otra, y otra vez) y cuando alguna serie convierte su dolor en carne de ‘true crime’ y, a su agresor, en una figura misteriosa y fascinante con la que vender camisetas y filmar biopics.
Una serie que relata  los prejuicios que impregna también, no podía ser de otra manera, al aparato de protección (sobre el resto de operadores jurídicos, aquí en Iruña-Pamplona conocemos bien). Una serie que huye del maniqueísmo, que  no demoniza pero que sí se detiene a denunciar el impacto de las malas praxis policiales, derivadas de posiciones personales muy posiblemente no conscientes.
«No era su trabajo convencerme: era mi trabajo llegar al fondo del asunto, y no lo hice», dice arrepentido años después el detective Parker.
Una serie que nos confronta con el impacto de las agresiones sexuales, del sadismo, de la violencia con que se ejecutan; y más allá de eso, una serie que refiere la tremenda soledad, el dolor añadido, la nueva violencia que las víctimas reciben con cada descrédito. Nos hace sentir el peso continuo de la revictimización.
Un sistema que no contempla la perspectiva de género y que desconoce el impacto del trauma de los delitos sexuales. Hasta en seis ocasiones es obligada la víctima a relatar su experiencia, ¡6 veces! (o al menos ahí dejé de contar…)
A partir de ahí, el cuidado, la empatía, con que todo el equipo de detectives (mujeres tenían que ser) tratan este crimen y a cada una de las víctimas -un ejemplo: el interrogatorio a que es sometida la protagonista en un espacio no privado, frente al realizado por la investigadora buscando la privacidad del coche, en un maravilloso ejemplo de sororidad.

revictimización nº2

sobre la intimidad

preservar la intimidad

La perseverancia, la tenacidad y la firmeza con que exigen el 100% del esfuerzo a quienes se encargan de la investigación -ante un inaceptable: «estará en camino», excusa un investigador la tardanza en recibir los resultados de una prueba-, frente al desinterés con que otros policías de sexo masculino tratan la investigación de otras víctimas de este delito. Sus experiencias vitales ligadas a su sexo y a su construcción de género necesariamente han de marcar la diferencia; a lo que hay que sumar la falta de formación en estos delitos y en perspectiva de género:
  • «No es totalmente culpa de nadie, creo que ese es el problema: nadie es responsable, nadie mira estos datos sobre la violencia contra las mujeres. ¿Qué pasaría si a los hombres los violaran así?, ¿si a Tagat le preocupara que un tío fuera a follárselo al volver andando a casa por la noche?
  • Este hombre nos ayuda, este hombre está dando la cara.
  • Muy bien… pero ¿dónde está su indignación?»
Elemento que aparece de nuevo en la ingenuidad con que el becario plantea una línea de investigación, lógica y entendible desde las dos perspectivas que le atraviesan: su inexperiencia profesional y el hecho de vivir una vida masculina, que le aleja de la lógica diferencial que afecta nuestras experiencias y que, ante la inoperancia de una estructura que no nos protege, nos obliga a llevar a cabo prácticas de auto-cuidado y auto-protección al margen del sistema.
Pero hay muchos más temas: La inmensa fuerza y la capacidad de reacción y supervivencia de las víctimas que son capaces de mantener una conversación con el agresor ante la posibilidad de que eso les pueda salvar la vida. La aparición de otras mujeres a lo largo de la narración que «conocen bien» esa violencia, mujeres en la periferia de las que no conoceremos sus historias (como en la vida misma). El mito (reacción machista) de las denuncias falsas. La indiferencia de operadores jurídicos con que es tratada la historia de tantas y tantas que permanecerán (permanecen) en el anonimato. La falta de credibilidad en las mujeres instalada permanentemente en todos los ámbitos de la sociedad.  La colaboración necesaria de los medios de comunicación para perpetuar la violencia contra las mujeres.

Responsabilidad mediática: revictimización nº3

La posición intimidatoria de un hombre que disfruta jugando a la ambigüedad del «puedo hacer contigo lo que quiera, cuando quiera; tú y yo lo sabemos», sin necesidad siquiera de explicitarlo, un «juego» que las mujeres conocemos bien. El aprendizaje del terror sexual como mecanismo de control sobre las mujeres.
Podemos sentir el miedo, la indefensión, la rabia y la soledad. Permean estas sensaciones en distintas secuencias de la serie. De la misma forma que van apareciendo potenciales violadores a lo largo del film, hombres que podemos encontrar en cualquier ámbito público: estudiantes que agreden a mujeres en estado de inconsciencia ante el silencio cómplice del resto de compañeros; hombres normales y corrientes, disfrutando de una cerveza en la barra de cualquier bar, marcándo(nos), invadiéndo(nos), amenazándo(nos), con sus miradas; policías con tasas de violencia de género superiores al resto de la población masculina y que continúan ejerciendo su profesión de «protección» -esta cercana realidad aparece replicada en múltiples investigaciones, algunas de ellas muy cercanas-.
  • «una situación hipotética: se demuestra que el 40% de mujeres policías maltrata a su hijos, ¿qué pasaría?
  • Que ese 40% perdería el trabajo
  • Y estaría bien»
Estas escenas no son gratuitas, nos confrontan, nos recuerdan el origen estructural de estas violencias contra las mujeres. No son casos aislados, no son perturbados, no son enfermos o desestructurados. Son hombres normales y corrientes, lo hacen porque pueden hacerlo. Se aprende, se sostiene y se perpetúa ante la pasividad, la impunidad y la complacencia política, mediática y social .
«Estaba convencido de que al día siguiente llamarían a mi puerta y me detendrían, pero no paso nada. Y entonces piensas: ‘¡muy bien!, ¡guay!, ¡¡creo que puedo hacerlo!!’ «
Una serie obligada. Imprescindible. Una serie para reflexionar en todos los espacios públicos, sobre una realidad tan dura como injusta son su tratamiento y su respuesta social. Una serie que nos interpela.
En España se denuncian 5 violaciones cada día. Sabemos que se denuncia una mínima parte. El impacto real de esta violencia está fuera de las estadísticas, están fuera del relato social, están fuera de todo. Invisibilizadas, ocultadas. Otra cifra de la vergüenza.
Me he detenido a recoger fragmentos de los diálogos. Verdades como puños.
Sobre la revictimización:

«Si la verdad no es conveniente, si la verdad no encaja, Simplemente no la creen»

¿sabes,? Nadie acusa a una víctima de robo de mentir o a quien dice que le han robado el coche, eso no pasa. Pero si es una agresión sexual…»
Sobre el impacto de la violencia:

«(…) pero cuando hablamos de un violador violento que en cualquier momento podría entrar en casa de  otra mujer y dejarla marcada de por vida… Porque esto no es una cosa que la gente olvide, sino que es una cosa que llevará encima toda la vida, como una bala en la espina dorsal»

«Tengo pesadillas, siempre estoy asustada, siempre tengo miedo cada minuto de cada día (…) me cuesta confiar en la gente, no puedo dormir, siento mucho dolor, he perdido peso, perdí el trabajo, he perdido dinero. Tengo pensamientos violentos, nunca los había tenido, jamás. Pienso «solo fue una noche comparada con todos los otros minutos de mi vida: ¿cómo puede este único breve incidente cambiarlo todo?. Pero lo cambia»

«¿Por qué me elegiste a mi,? ¿qué hacía yo que te hizo querer venir a por mi?. Estoy tan temerosa de hacer lo que hacía. Ya no riego el jardín, no salgo ya no, no… no leo junto a la ventana. Dicen que que los hábitos te hacen vulnerable, por eso he dejado de seguir cualquier rutina y mi mundo se ha hecho muy pequeño y todavía no me siento segura. Creo que al menos si supiera qué fue lo que hice, si supiera lo que fue… dejaría de hacerlo y entonces, tal vez, podría recuperar mi vida».

«Perdí muchas otras cosas por culpa de esto; como mi trabajo, mi casa, consejeros gratis, ademas de… bueno amistades…»

«Luego pasó eso, la violación, y  no sé… Se me hizo muy difícil creer que de verdad hubiera algo de bondad en el mundo y creo… creo que eso fue lo peor de todo esto, despertarme sin esperanza, y pensando cosas como ‘bueno si el mundo es tan malo, ¿de verdad quiero estar en él?’ ¿me entiende?»

Sobre la necesidad de reparación:

«Lo único que quiero es que reconozcan todo esto»

«He recuperado mis 500€ y el Ayuntamiento me dio más dinero como debe de saber… ¿Sabe lo que no he recibido?… ¿de nadie?… ¿en todo este tiempo?…: una disculpa (…) La próxima vez obre mejor, ¿de acuerdo?»

 

 Y, por fin, aparece la buena praxis. La alianza. La reparación. La esperanza…

«Pero entonces de repente ,sé de dos personas que desde la otra punta del país están buscándome y haciendo las cosas bien y no sé… más que… más que ninguna otra cosa: más que el que esté encerrado, más que el dinero…, es el saber de ustedes, lo que cambió las cosas por completo.

Y ahora me despierto y puedo imaginar que ocurren cosas buenas»

despierto y ocurren cosas buenas

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