A principios del mes de Noviembre, Medicus Mundi me invitó a participar en el II Curso salud, género y desarrollo; al ponencia que desarrollé se tituló «Salud: para todos los pueblos, para todas las personas. Un enfoque desde los Derechos Humanos»
Con este tema me realizaron una entrevista el 5 de Noviembre, que comparto a continuación:
¿Cuáles son para ti, las problemáticas más importantes en salud para las mujeres?
Millones de mujeres en todo el mundo ven su salud y su vida amenazadas por la falta de medidas de los gobiernos para garantizar sus derechos sexuales y reproductivos. La vulneración de este derecho humano afecta a ámbitos como la toma de decisiones sobre el cuerpo, la vida e identidad sexual sin temor a sufrir coacción o discriminación. No está suficientemente garantizado el derecho a información sobre esta materia así como el acceso a los servicios correspondientes y a los métodos anticonceptivos. A menudo, además, cuando ésta se facilita, no está suficientemente ajustada a las características de las personas que acceden a ella, con lo que no se garantiza su acceso en términos de adecuación al lenguaje y a otras características socio-culturales.
No están tampoco suficientemente protegidos derechos tan básicos como la libertad en la elección sobre la pareja íntima o en la decisión acerca de la formación o no de una familia y del tipo de la misma. Continúan vigentes y en multitud de casos legisladas bajo el amparo estatal, actitudes y conductas de discriminación, coacción y violencia, incluida violación y otras formas de violencia sexual como la mutilación genital femenina, el embarazo y aborto forzado, o su prohibición, la esterilización forzada (entre otros, en casos de diversidad funcional) y matrimonio forzado.
La violencia contra las mujeres constituye, además de un atentado contra los derechos humanos, un grave problema de salud pública. Sus efectos sobre la salud son físicos y psicológicos y se desarrollan a corto, medio o largo plazo. En EEUU hasta el 20% de las consultas a los servicios de urgencias de traumatología son consecuencia de esta violencia (Bensley et al, 2000) siendo la frecuencia de hospitalización el doble que para las mujeres que no han sufrido malos tratos (Schafer et al, 1998). Una investigación desarrollada por Kyriacou y colaboradores en 1999 pone de manifiesto que la mayoría de las mujeres que mueren por homicidio son asesinadas por su pareja actual o una pareja anterior. El embarazo se considera como un factor desencadenante o agravante cuando ésta preexiste.
Esta violencia se puede considerar como una epidemia silenciosa, ya que según estudios realizados en países de nuestro entorno (Alemania, Reino Unido, Portugal, Irlanda) indican que su incidencia se sitúa entre el 20%-30% de su población.
Según datos de la Organización Mundial de la Salud, los efectos sobre la salud física a medio y largo plazo están asociados a los daños psicológicos causados por la violencia de cualquier tipo. Se ha descrito una mayor vulnerabilidad, como consecuencia de alteraciones del sistema inmunitario por efecto de la exposición continuada a altos índices de estrés, existiendo una mayor probabilidad de experimentar una serie de problemas de salud graves comprometiendo también a la salud mental.
Hay constancia además de que existe una diferente percepción médica y social que viene determinada por el sexo de quien las padece, existiendo una minusvaloración en aquellas cuya afectación es mayoritariamente femenina con el consiguiente impacto negativo para el diagnóstico precoz y tratamiento de las mismas.
¿Qué avances has encontrado en este sentido?
La aprobación por Naciones Unidas de las resoluciones 34/180 de 18 de diciembre de 1979 y 48/104 del 20 de diciembre de 1993 ha obligado a incorporar en la agenda política esta vulneración de los derechos humanos, con la obligación para los estados firmantes de articular cuantos mecanismos sean necesarios para garantizar el cumplimiento de los mismos.
La visibilización del grave problema social que supone esta violencia, ha posibilitado la aprobación de protocolos sanitarios estatales y locales para la detección precoz de las mujeres que están en situación de violencia de género. En España, se da cumplimiento así al artículo 20 de atención sanitaria y se pretende lograr la unificación de criterios diagnósticos y de pautas de actuación para la totalidad de profesionales socio-sanitarios así cómo la búsqueda de soluciones conjuntas y coordinadas.
Además la atención a la mujer durante el embarazo y los siguientes días tras haber dado a luz ha supuesto un importante impacto sobre la mortalidad materna que se ha reducido un 45% entre 1990 y 2013 en todo el mundo, según un informe de la Organización Mundial de la Salud (OMS).
En gran parte de Europa, se ha avanzado en el establecimiento de Centros para la atención a la salud sexual y reproductiva, facilitando el acceso a la información y los medios de anticoncepción. Así mismo, se han implantado en países desarrollados medidas para el diagnóstico y el tratamiento de patologías oncológicas asociadas a las mujeres, disminuyendo el numero de muertes prematuras por esta causa.
¿Qué sugerirías para la III edición del curso?
Creo que sería interesante abordar alguna sesión de trabajo especifica sobre violencias contra las mujeres: incidencia en el mundo, tipos, impacto y consecuencias sobre la salud (psicológico, físico, social, económico…), factores protectores y factores de riesgo, mecanismos para la detección temprana y la intervención, ejemplos de buenas prácticas….
La formación específica y el reciclaje permanente son los ejes que pueden garantizar una intervención de calidad.
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