Paulo Freire, uno de los pedagogos y teóricos de la educación más influyentes del siglo XX desarrolla el concepto filosófico del empoderamiento en los años 60, como eje fundamental de su metodología social y participativa; tiene el objetivo de reducir la vulnerabilidad de los sectores más desfavorecidos,

En 1985, una red denominada DAWN, que aglutina académicas, investigadoras y activistas del hemisferio Sur, y cuyo objetivo es alcanzar la justicia económica, la igualdad género y el desarrollo sostenible y democrático, utilizan por primera vez este concepto para referirse al “proceso por el cual las mujeres acceden al control de los recursos (materiales y simbólicos) y refuerzan sus capacidades y protagonismo en todos los ámbitos”.  Desde este enfoque feminista, el empoderamiento de las mujeres abarca desde el cambio individual a la acción colectiva, e implica la alteración radical de las estructuras y procesos que reproducen la posición subordinada de las mujeres como género.

El empoderamiento se describe como un proceso de personas y organizaciones sustentado en tres ejes:

  • fortalecer sus capacidades, confianza, visión y protagonismo en cuanto que forman parte de un grupo social, para impulsar cambios positivos.
  • cobrar autonomía en la toma de decisiones y ejercer control sobre sus vidas basados en el libre acceso a la información, la participación inclusiva, la responsabilidad y el desarrollo de capacidades.
  • aumentar su acceso al podertransformar las relaciones desiguales entre los géneros.

En la Universidad Pública de Navarra, se desarrolla el título propio de  “Experta o Experto en Género”, que pretende incorporar esta perspectiva en la praxis profesional. Esta formación abarca cuestiones teóricas y prácticas para una intervención social desde esta perspectiva. Cuenta con profesorado de referencia en investigación e intervención que asume la responsabilidad de facilitar el marco que permita entender las desigualdades en su dimensión estructural. 

Aquí se enmarca la sesión de empoderamiento que vengo desarrollando desde hace unos años.  Tiene lugar en las fechas últimas del título propio, cuando el encuadre ya es sólido y está bien cimentado.  El trabajo que realizamos durante esta sesión es eminentemente práctico, porque es la práctica la que mueve a los cambios.

La responsabilidad profesional de quien interviene con personas requiere llevar a cabo una mirada hacia dentro, hacia lo que soy.  Una mirada valiente que nos confronte con nuestras incongruencias, con nuestros temores, con los «nudos» con los que necesariamente nos van a poner en contacto la vidas de otras personas. Porque trabajamos con eso, con vidas, y la nuestra siempre se activa, se enreda con otras historias que nos recuerdan de qué está hecha la nuestra. Y porque la construcción de género nos atraviesa, irremediablemente, y nos da la identidad, y sólo podemos comprender las dificultades personales si contactamos con las nuestras.

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la subordinación no es una cuestión individual, es una posición, es el resultado de un proceso histórico que sigue vigente y nos toca confrontar cada día. No es una cuestión de otras personas. La subordinación me compete. Porque soy mujer. O porque siendo hombre, eres activista, militante, disidente del mandato normativo, (pese a estar -en palabras de Bonino- en posesión de la tarjeta V.I.P).

Revisar qué espacios sociales y políticos ocupo y dentro de ellos qué posición, qué manejo hago de mi autoridad, cómo me coloco, qué papel desempeño en las relaciones, cuales son mis referencias y mis referentes y a qué lugar me llevan… dónde está mi deseo, el mío, el propio, el que nace de mis entrañas… y dónde quedan las marcas de la imposición.

Una sesión apasionante, preciosa, cargada de honestidad y de valentía. Enhorabuena a las futuras profesionales que  comienzan aquí a mirar diferente. La mala noticia es que una vez puestas las gafas de género, ya no se puede volver a no «ver». La buena es que con esa mirada cambiaremos el mundo.

Estamos cambiándolo ya.

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 La Ley Estatal de protección integral contra la Violencia de Género (1/2004) dispone la “implementación de medidas de sensibilización y formación para los agentes sociales en distintos ámbitos”. En este sentido vengo desarrollando desde hace años formación adaptada a las distintas necesidades.  

Puedes obtener más información descargándote el folleto de igualdad

 

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