¿Ana, como se puede motivar la autoestima en niños y hacer que se sientan seguros con lo que hacen?
Vamos con un ejemplo:
- «¿Qué tal lo he hecho papá?».
Tenemos dos opciones:
1. Primer y segundo peldaño: evalúo su trabajo.
- «¡madre mía! ¡que es esto!?, ¡pero si dibujas igual que tu hermano Iñaki que tiene dos años menos!… hijo, mucho no avanzas con esto… no es tu fuerte no…». (A veces nos pasamos un pelín, pero a fin de cuentas quién no ha tenido un mal día…)
Esto vendría a ser un refuerzo negativo -primer peldaño- (retiramos la aprobación y a veces, según cómo nos pille el día… hasta el afecto).
Puedo subir al segundo peldaño, educativamente hablando, y trasladarle un refuerzo positivo, y que no se me malinterprete… ésta es una gran aportación!, ya que en generaciones anteriores se creía que algo así reblandecía el carácter.
- «¡Vaya! ¡qué bonitos colores! Precioso el rey, ¿porque es un rey, verdad? (Ah, que es un cocinero, es que no entiendo mucho de pintura hijo…). ¡Vaya un artista tengo en casa!.
De cualquier modo genero dependencia. En el primer caso Andoni se sentirá avergonzado, humillado, un-poco-bastante torpe, no es probable que siga intentándolo, no está motivado y difícilmente se arriesgará a una nueva valoración de este tipo. Normal, aprende a protegerse de lo que le daña. Por supuesto no dudará nunca del criterio adulto (y menos de esta figura), en edades tempranas no pueden hacerlo (cosas del desarrollo el cerebro…, acordémonos que está en construcción todavía). En el segundo caso, se irá resplandeciente, orgulloso de sí mismo, hará crecido un par de palmos y se pondrá de ejemplo ante el mundo (al menos ante su hermano menor). Estará bien estimulado a seguir probando-se. Por este lado, está bien.
Pero, ¿por qué su afán por seguir o no intentándolo tiene que depender de nuestra apreciación?, ¿de nuestro criterio? (¿a veces del día que tengamos?).
2. Tercer peldaño: estimulo que sea él quien evalúe su propio trabajo.
- Verás Andoni, mi opinión no es demasiado importante, al fin y al cabo lo importante es lo que te parezca a ti. ¿Cómo lo ves?, ¿estás contento con cómo te ha quedado?, ¿cómo te ha resultado de fácil?, ¿ha habido algo más difícil? y ¿cómo lo has resuelto?, ¿dirías que te ha salido mejor o peor que el último que hiciste? ¿has disfrutado haciéndolo?, ¿cambiarías algo?, ¿qué has aprendido?…Todo a la vez no, por favor, que sólo son ejemplos.
Bueno pues a esto último se le llama auto-elogio, sería el tercer peldaño de la escalera, y es un paso más que busca consolidar los auto-aprendizajes, la auto-motivación, la resolución de dificultades, en definitiva pone el acento en educar para la autonomía (es decir en crear el propio criterio), que tiene como base la conciencia crítica, la regulación emocional (manejo de la frustración y de otras habilidades asociadas al esfuerzo), la responsabilidad social, la empatía (que cimienta la solidaridad y la sororidad)… Evalúo lo que hago. No dependo de la visión o expectativas de otras personas. Lo mío depende de mí. Convertimos al educando en sujeto activo de su propio proceso.
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